Desde hace décadas se ha rumoreado que los robots terminarían vivendo con nosotros como si estuviésemos en una película de ciencia ficción. La mayoría de personas nunca ha contemplado que esta situación fuese a ocurrir verdaderamente, pero lo cierto es que parte de ello ya es real. No es que estemos rodeados de seres artificiales todavía, pero empieza a incrementarse la inclusión de robots en trabajos que hasta hace pocos años estaban ocupados únicamente por seres humanos.
Según un informe del Banco de Inglaterra, los robots acabarán ocupando 15 millones de empleos en Reino Unido durante los próximos 20 años, y según un informe del Foro Económico Mundial, se calcula que en el año 2020 5.1 millones de personas de todo el mundo serán sustituidas en su puesto de trabajo por robots. Llegados a este punto, cabe preguntarse si este hecho es beneficioso o tóxico para la sociedad.
Si los pronósticos se cumplen, en unos años podremos afirmar que estamos viviendo una cuarta revolución industrial. En este futuro, posiblemente encontremos robots que trabajen día y noche por las calles, algunos regando jardines, otros patrullando o incluso limpiando. A primeras puede parecer algo negativo por la pérdida de puestos de trabajo, pero los robots también se ocuparán de empleos peligrosos o tediosos para la mayoría de personas.
Actualmente ya se pueden observar robots trabajando en fábricas. La mayoría de ellos ejercen trabajos que solo requieren tareas automáticas, como la construcción de piezas de automóviles o teléfonos. Sin embargo, la inteligencia artificial ya existe, y se espera que todo tipo de puestos relacionados con la atención al cliente puedan ser ocupados por ellos (en tiendas, bares, restaurantes…). Los empleos administrativos también están en el punto de mira, al igual que los relacionados con las finanzas (banquero, contable…).
Existen otros trabajos más curiosos que amenazan con ser también conquistados por los robots, como el de crupier. La empresa Paradise Entertainment es la pionera de ello tras haber creado a Min. Paradise, una robot que puede imitar las actividades humanas necesarias para este oficio. Aunque se advierte que su precio no es barato, probablemente sea rentable a la larga si es tan eficiente como afirman y permite ahorrar sueldos a los casinos.
Sin embargo, siempre se necesitará una supervisión humana para todo este tipo de “trabajadores”, que pueden estropearse sin previo aviso en cualquier momento. Por ello, puede que la clave para adaptarse a estos nuevos tiempos sea reinventar los oficios. Todos aquellos relacionados con la creatividad y que requieran de una mayor complejidad seguirán perteneciendo a los seres humanos por lo menos durante los próximos años, si no es que se desarrolla una inteligencia artificial más similar a la humana.
Ante esta nueva revolución, los gobiernos deberán tomar medidas y asegurar que las personas ocupen un cupo mínimo de empleos. De lo contrario, lo que debería ser un avance para todos supondrá un retroceso que distanciará más la brecha entre los ricos y los pobres.