A esto le llamo yo combinar el reciclaje con tu hobby favorito.
Si te gusta la navegación, el riesgo y no tienes recursos para comprarte una barca, pues constrúyetela con los restos del botellón del fin de semana pasado. Eso sí, asegúrate de que todo está «atado y bien atado», no vaya a ser que protagonices Titanic en versión garrafón, como dice Gomaespuma.
No te lo crees, pues echa un vistazo para ver cómo se hace.