Qué pasaría si un usuario habitual de Internet estuviera un año sin conectarse. ¿Cómo reaccionarían sus Redes Sociales? ¿Perdería todos sus followers?
Este curioso experimento «tecno-sociológico» es el que ha realizado durante los últimos 12 meses el redactor Paul Miller del blog The Verge. Durante todo este tiempo no se conectó a Internet, ni leyó sus emails, ni actualizó sus redes sociales ni se asomó al mundo online. Se desenchufó de todo lo 2.0.
Durante este período, escribía un diario en casa, sin Internet y luego lo llevaba físicamente a la redacción en una memoria USB para allí lo publicaran en la web.
Un año después confiesa en su primera crónica tras esta experiencia sin Internet que «Me equivoqué«. Aún así, dice que se ha sentido liberado en cierta parte, pero no es la panacea.
Al principio descubrió muchas alternativas offline además de pasar más tiempo con los demás. También mejoró su habilidad de lectura, hasta incluso adelgazó en los primeros meses.
Sin embargo, poco a poco se fue encontrando con las dificultades del mundo 1.0 como la lentitud de correo postal, el vicio de los videojuegos para complementar muchas horas de ocio, la dificultad de seguir en contacto con amigos e incluso quedar con gente.
La conclusión, Internet no nos convierte en lobos solitarios. Como dice al final de su crónica, «Internet es donde está la gente»
Descubierto en elPaís
