El poder de las editoriales de papel aún perdura en nuestro país. Ha sido una hegemonía heredada durante décadas y no quiere dejar camino a las nuevas tecnologías, aunque éstas supongan ventajas tan «de moda» como la preservación de la naturaleza y evitar la tala indiscriminada de árboles.
Cuando, supuestamente, Gutenber creó la imprenta allá por el siglo XV, ni se hizo rico con el invento (realmente se arruinó), ni fue bien acogido (muchos consideraron que el invento amenzaba la escritura). Gutenber murió pobre y sin saber la repercusión que tendría su invento años después.
Cuando en la década de los 90 apareciéron los primeros libros electrónicos y con su verdadero despegue a partir del año 2000, ha ocurrido algo similar. El invento no hizo rico a sus creadores y tampoco fue demasiado bien acogida por algunos sectores que lo ven como una amenaza.
Es más, a día de hoy, el sector editorial sigue poniendo muchas barreras al desarrollo y consolidación de los eBooks. Realmente sólo es, un formato distinto. La cultura, las historias y los conocimientos que encierran las letras de un libro digital son iguales que los de un ejemplar en papel.
Al libro digital se le acusa de no ser auténtico, de fomentar la piratería y de otros mucho males. También se le castiga con precios abusivos: ¿Cómo es posible que valga lo mismo un libro de papel que uno en formato PDF con el coste de producción que implica el primero? Al final este esfuerzo por obstaculizar a los libros digitales no hace sino confirmar las sospechas que algunas editoriales tiene sobre el triunfo a medio plazo de los formatos electrónicos.
En el fondo, es casi el mismo problema que ocurre actualmente con los MP3 y la música y el cine y los formatos DivX. En todos los casos, tarde o temprano el nuevo formato digital, que ven como un enemigo atroz, tendrá aceptarse e integrarse como uno más. Muchos debería recordar el refranero popular, que es sabio incluso para aplicado a empresas: «Si no puedes con tu enemigo, únete a él».
¿No sería mejor apostar por lo digital e incorporarlo como una modalidad más en sus empresas, en vez de vetarlo y poner todo tipo de trabas?
Un ejemplo práctico para terminar. Imaginate cómo sería usar eBooks en la educación escolar. Adiós a los dolores de espalda de los niños, a esas mochilas (maletas) de varios kilos de peso y fin al cambio diario de libros en función de las asignaturas. Eso por no hablar de la facilidad que los padres tendrían a la hora de comprarlos o la posibilidad de que estuvieran siempre actualizados. Claro que usar libros electrónicos implica que algunas empresas dejaran de ganar muchos millones de euros y eso… no gusta.
No obstante, estoy convencido, de que al final lo veremos, aunque sólo sea por sentido común. Y eso no quiere decir que los libros en papel vayan a desaparecer. Espero que no, pero pueden convivir ambos formatos. Además, quien prueba un eBook, ya no lo deja.