
Parece una situación surrealista, pero tal es la masificación turística en el Himalaya que, el pasado miércoles, había cola de 200 personas para subir a la cima del Everest. Una espera de varias horas de atasco, tanto para subir como para descender, se ha cobrado ya la vida de 8 personas desde el miércoles.
Desde hace unos años, se viene denunciando el incremento de «expediciones turísticas» para subir al Everest en los meses de buen tiempo como el que sube a la Torre Eiffel. Han proliferado un sinfín de agencias que ofrecen a sus clientes llevarles «cómodamente» a la cima del monte más alto del mundo. Una foto en lo alto del Everest es, sin duda, una hazaña de la que presumir, aunque hoy en día, ya no es algo exclusivo de intrépidos aventureros y alpinistas de élite. Según estas agencias, puede subir casi cualquier persona. Son los llamados turistas de altura. Y aquí está el problema de origen.
Alcanzar hoy en día la cima del Everest es más «sencillo» que hace décadas gracias a los avances técnicos, oxígeno embotellado ligero, etc., pero sigue siendo peligroso y mortal. Subir y bajar del Everest es un reto arriesgado que necesita una mínima preparación técnica, psicológica y física.
La aclimatación de nuestro cuerpo a la altura es la clave de todo. Si tu cuerpo no se adapta, no puedes subir, ni acercarte. Así de simple. Recuerda lo que le pasó a Chris Hemsworth durante la grabación del programa de Cuatro, Planeta Calleja. El actor cachas que encarna a Thor en Los Vengadores, tuvo que abandonar la zona del Himalaya debido al mal de altura por riesgo de muerte. ¡Y no había llegado ni a la base del Everest!
Sin embargo, miles de personas tratan de subir cada año los 8.848 metros del gigante himalayo sin apenas preparación con el riesgo que eso lleva. Asociaciones denuncian que, por ejemplo, algunos turistas van sin conocimientos de escalada y aprenden a hacer rapel durante la subida al Everest ¡Una locura!

Es evidente que habrá que poner algún tipo de control antes de que se desmadre aún más esta situación. En la expedición masificada del pasado miércoles, murieron dos personas. Concretamente ocurrió en el descenso, tras hacer cima. Un estadounidense de 55 años y una india de 54, empezaron a encontrarse mal, pero no pudieron bajar rápido por la cantidad de gente que había. Hoy viernes, otras 5 personas han fallecido también durante el descenso por el mismo problema: la masificación en la bajada. ¿Cuántos muertos hacen falta para que tanto China como Nepal tomen medidas urgentes?
Y ya no solo se trata del peligro de escalar si no también de una cuestión medioambiental. En el campo base del Everest y durante la escalada, se están acumulando grandes cantidades de basura. Si en este rincón perdido del mundo tenemos problemas de basura, apaga y vámonos.

Por cierto, el próximo 29 de mayo se celebra el Día Mundial del Everest, esperemos que la celebración haga reflexionar sobre todo esto a todo el mundo.